Qué quieres que te diga, no puedo ser imparcial con este señor (y mucho menos desde que me pone «me gustas» en Instagram) 
… y es que su libro fue uno de los empujoncitos que hicieron falta para que mis padres se decidieran a prestar atención a mi sermoneo low-carbizador. Neurólogo de profesión, el Dr. Perlmutter (cuyo curriculum casi me hizo caer de espaldas) se ha convertido en uno de los adalides del movimiento pro-cambio de paradigma «enfermedad-cerebral-de-causa-genética-inevitable» así como en divulgador de los efectos nefastos que la dieta occidental tiene sobre el cerebro.
He aquí otro libro que debería ser de lectura obligada en la escuela (o como mínimo en la carrera de medicina y la de nutrición). Es un compendio cuidadoso en sus fuentes pero de lectura amena y ligera. No diría que es apto para mentes poco inquietas, pero si tienes interés en el tema, te encantará. Si tuviera que resaltar un par de afirmaciones, sin duda serían:
1. «La disfunción cerebral empieza en nuestro pan de cada día.»
El libro analiza con todo detalle por qué nuestro cerebro prospera con una dieta exenta de gluten, azúcar y procesados (y se inflama y enferma cuando los consumimos), tesis que comparte con el Dr. Davis (y con centenares de eminencias más). Aboga también por darle una oportunidad al ayuno intermitente y a la dieta cetogénica para estimular la función cerebral.
2. «Cuanto mayor sea tu sobrepeso, menor será tu cerebro.»
No es una cuestión meramente estética: el exceso de grasa corporal aumenta no sólo la resistencia a la insulina, sino la producción de compuestos inflamatorios que juegan un papel directo en la degeneración cerebral. Para entender qué es la insulinorresistencia, ve Resistencia a la Insulina o «la Caja de Pandora»
La buena noticia, sin embargo, es que el tejido cerebral tiene la capacidad de regenerarse a lo largo de toda la vida, por lo que el Dr. Perlmutter nos anima a no rendirnos independientemente de nuestra edad, peso o grado de disfunción. ¿No te parece esperanzador?
«El destino de tu cerebro no se encuentra enclavado en tus genes. No es inevitable. Si sufres algún tipo de desorden cerebral como migrañas, depresión, epilepsia o constantes cambios de humor, el culpable puede no hallarse en tu ADN sino en lo que ingieres».
El libro nos explica también por qué los zumos detox no sirven para nada y nos da una clase avanzada de las rutas antioxidantes que podemos activar con el consumo regular de antiinflamatorios y antioxidantes naturales como:
- cúrcuma (el hombre es un fan declarado de todo lo verde en general y de las especias en particular)
- resveratrol (nos anima a tomar un vaso de vino tinto al día – con esto se ganó a algún que otro escéptico)
- aceite de coco (lo describe como «supercombustible para el cerebro»)
- probióticos (para alimentar a la microbiota intestinal, dada la inmensa importancia que le achaca sobre la salud y función cerebral).
El libro aboga además por complementar una dieta mínimamente procesada con otros aspectos esenciales del estilo de vida, como la práctica de ejercicio físico, el sueño y la gratitud. Le he oído decir alguna que otra vez que el mejor seguro contra la demencia vale lo que unas zapatillas deportivas.
¿Quieres aprenderlo todo sobre la dieta cetogénica?
Echa un ojo a la Keto-Maratón, el programa que condensa una década de estudio obsesivo en apenas 12 horas de audio o vídeo, que terminarás con una sonrisa (y un delicioso menú semanal)… en especial, ¡si usas el cupón EPOPEYA para que se te aplique un 10% de descuento!
Al final propone un plan de acción de 4 semanas (con un montón de recetas incluidas), cuyos beneficios afirma no se limitan a prevenir la demencia, sino que abarcan una miríada de afecciones que incluyen el trastorno de hiperactividad con déficit de atención, la ansiedad, el estrés crónico, las jaquecas crónicas y migrañas, la depresión, la diabetes, la epilepsia, el insomnio, los problemas de memoria y deficiencias cognitivas leves (a menudo previas al alzhéimer), los trastornos del estado de ánimo y el autismo.
Puedo comulgar más o menos con su exacerbado amor por todo lo vegetal (no parece prestar mucha atención a las lectinas y su habilidad para desatar el caos en cerebros susceptibles – que incluso se postula podría devenir en párkinson, pero sí insiste en la necesidad de abarrotarnos a fibra para agasajar a la susodicha microbiota intestinal – cosa que a día de hoy tampoco tenemos muy clara), pero admito que su newsletter es una de los pocas que no me canso de leer. Y siempre aprendo algo nuevo.
¿Te pica la curiosidad por los últimos avances en nutrigenética?
Por fin, después de mucho batallar (y más años de los que quiero admitir disimulando cuando alguien me preguntaba sobre la aplicabilidad práctica real de los análisis nutrigenéticos), he conseguido traer a España MyNutriGenes, el «fórmula 1» de los análisis genéticos adaptados a la nutrición.
