Modo noche

Dieta hospitalaria o «cómo boicotear tu sistema inmune»

Bueno, después de la peor semana de mi vida (confieso que el cáncer fue un juego de niños en comparación), me veo obligada a desenterrar el hacha de guerra en la vieja contienda contra la deplorable dieta hospitalaria. Mi (llamémosle cariñosamente) «aventura», comenzó con 3 días de dieta absoluta (prescrita ante la muy probable inminencia de una intervención quirúrgica), que consiste básicamente en no comer y no beber nada (ni agua, vamos). Hasta aquí, conforme.

He ayunado en varias ocasiones desde que descubrí la dieta cetogénica y me resulta perfectamente tolerable. Dicho esto, te aseguro que el ayuno acompañado de chutes intermitentes de glucosa en vena es una auténtica tortura. Han sido seis días de suero salino con glucosa (tres de ellos acompañados de escasa dieta líquida) en los que he pasado un hambre atroz para acabar hinchada, con lecturas de glucemia estratosféricas y (me juego el pescuezo que conservo) rotundamente desnutrida. Imploro que alguien me explique por qué, justo en el momento de saltar al ruedo a luchar por nuestra vida, restringimos el suministro de las materias primas que nuestro sistema inmune necesita para ejercer su cometido al máximo rendimiento. Me pregunto qué costaría incluir una buena dosis de vitaminas A, B, C y E (como mínimo) en el suero fisiológico básico…

El "desayuno" de la dieta líquida

 

Y puestos a pedir, opino que quizás deberíamos reconsiderar los protocolos que dictan la necesidad de inundar la sangre de los pacientes de azúcar (incluso cuando estos presentan insulinorresistencia, lo que inevitablemente contribuye a abrir la caja de Pandora) mientras se permite que agoten inexorablemente sus reservas de micronutrientes.

En cuanto a los tres días de dieta líquida… El caldo del almuerzo y la cena me supo a pura ambrosía. Dicho esto, debo añadir que entiendo que las opciones son limitadas, máxime en un hospital, pero me resisto a creer que el único desayuno con un mínimo de nutrición que se contempla sean los zumos industriales y la leche (con sobrecillo de azúcar opcional), que obviamente no probé. No soy anti-leche-jamás, pero desde luego no considero que sea una gran elección cuando alguien se encuentra sumido en un estado inflamatorio agudo (y con la proteína C reactiva a unos alarmantes 30 mg/L, tres veces el baremo superior máximo de normalidad).

El caldo de la dieta líquida (mi esperada "ambrosía")

 

Me enerva que no utilicemos el enorme potencial de la nutrición a nuestro favor y que encima nos hagamos el flaco favor de arrojar desorden al caos alimentando a los pacientes con azúcar, aditivos varios y proteínas proinflamatorias. No solo les obligamos a saltar a la arena desarmados y a pecho descubierto, encima les asestamos un par de estocadas previas a la batalla. Es un completo sinsentido.

Y ya el súmmum de los horrores es la dieta hospitalaria «normal». Confieso que había olvidado la magnitud de la tragedia (que ya sufrí en mis anteriores intervenciones meses atrás). Tras la segunda cirugía y después de 5 días sin ingerir sólido alguno, se me permitió comer. No entraré a valorar sabores o texturas, me limitaré a poner en duda la nutrición de esos «happy meals» con que se alimenta a los pacientes. ¿Tan difícil es añadir al menú un poquito de sustento nutritivo y sustituir el plástico en almíbar por fruta que haya visto el sol? ¿No compensa el saber que se está alimentando a los luchadores cuando más lo necesitan por el coste de utilizar comida fresca aunque perecedera ni que sea en una mínima proporción?

Sí… mi bandeja de desayuno (para diabéticos y alérgicos al trigo) eran biscotes de pan…

A pesar de que entiendo que entre las prioridades de un hospital no se cuenta la restauración, sí creo que debería primar la salud de los pacientes sobre la mera supervivencia. El desayuno era un pastelito o unas tostadas industriales, fruta en almíbar y/o procesados variados de los que no caducan. Al verlo (y a pesar de la extrema fatiga y la vía), no pude llevarme las manos a la cabeza de pura incredulidad.

Yo he tenido la inmensa suerte de haber estado ingresada solo una semana y de contar con el contrabando que mi adorada madre me hacía llegar. Imagina los pobres pacientes que no son conscientes del poder de un óptimo estado nutricional y cuyos visitantes optan por colar bombones en lugar de pistachos, moras, frambuesas y un plátano (que merecidamente me regalé) 😊.

Mi desayuno de contrabando

 

Me apena soberanamente que no utilicemos el formidable poder de la alimentación como adyuvante en los tratamientos médicos. No pretendo en absoluto que la nutrición arrincone a las terapias farmacológicas (fui muy feliz de poder entrar a quirófano convenientemente drogada), pero sí aspiro a que algún día la ascendamos al lugar que merece. Cuando toca saltar al ruedo, toda ayuda es poca.

Si tienes a un ser querido hospitalizado y quieres llevarle algo de contrabando, le ayudará mucho más una cesta de fruta-no-de-plástico, una tortilla campesina hermosa o un buen tupper de estofado casero que la socorrida caja de bombones industriales… al menos no añadirán más leña al fuego.

Cuando mi tortura llegaba a su fin

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9 Comentarios

  1. Natalia

    Pues si me parece increíble!! Espero q tengas un buen entrecot para cenar hoy ?

    1. Inesuka

      Siiii!!! Con espárragos 😛

  2. Una tia

    Ahí estamos. Donde haya una madre contrabandista la paciente sobrevivirá con mas alegría y sus órganos aplaudiran cada vez que se abra la puerta de la habitación. Besotes niñas

    1. Inesuka

      Siiii!!! Un hurra por las madres contrabandistas!!! 😀

  3. Elisa Viñas Borau
    Elisa Viñas Borau

    Mira, que yo me levanto hambrienta, pero lo del las rebanadas en bolsitas y la micromermelada y tal… me incita al suicidio! Hurra por mi hermana incumpliendo las ordenanzas! Un abrazo hermosa. Elisa

    1. Inesuka

      Siii! Un abrazo!!! 😀

  4. ROCIO

    ME ALEGRO MUCHÍSIMO QUE TODO VAYA SALIENDO COMO DEBE…. CONTIGO AQUÍ, CON NOSOTROS.
    GRACIAS POR TU VALENTÍA DE CONTARNOS TU EXPERIENCIA. Y POR TUS RECETAS…

    1. Inesuka

      Gracias Rocío!!! Qué manera más bella de alegrarme el día!! Así da gusto amanecer ?

  5. Justina

    Maravillosa reflexión.
    Con ese maravilloso contrabando y amor de una madre maravillosa.

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Justina

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

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