Aquí otra de esas cosiñas que, sea por costumbre o por la notable pericia de los publicistas de la Kellogg’s, echamos de menos invariablemente: los cereales de desayuno.
Si bien no confundiréis este apaño con los míticos Frosties, sí que dan el pego para acallar los anhelos de copos crujientes y azucarados. Además, igualico que los procesados, son convenientemente fugaces de preparar y en su estado «seco» son poco menos que inmortales.
Mi mezcla (obviamente adaptable a los gustos que buenamente tengáis) incluye:
- frutos secos y pipas varias a discreción: nueces, avellanas, almendras, macadamias, piñones, pipas de girasol/calabaza y/o pistachos
- coco rallado
- canela molida (idealmente, que sea de la verdadera que no daña el hígado)
- yogur ultra graso y denso (idealmente de oveja y/o cabra, que son menos inflamatorios – perfectamente sustituible por opciones vegan/paleo como la deliciosa -aunque pelín trabajosa- leche de almendras o los yogures de coco)
Si la mañana se presenta larga, añadidle unos cachillos de chocolate negro y bayas frescas para mayor saciedad y alegre zampar. Ya pueden regalar tazas del tigre de Frosties, que una vez pruebas estos, relegas los cereales azucarados ultra-procesados a material para contrachapado.
A los (aún) dubitativos os diré que quedan más que «apañaos» y a los curiosos que veáis aquí su envidiable información nutricional: una victoria apabullante de la causa (vegan/paleo) low carb.