¡Qué buena queda la pota así! Y eso que es la mar de asequible, que esta pesaba unos 2 kilos, medía medio metro y me ha costado 10,50€. Para que veáis que no miento, os pongo la foto del «antes». Pensad que las cebollas y los dientes de ajo eran tamaño castellano castizo…
Si os apetece probarla, pensad que necesitáis:
- Una pota (también queda muy bueno con sepia o calamar, pero pica bastante más al bolsillo)
- Un par de cebollas hermosas
- Una cayenita
- Un diente de ajo picadito
- Chorrillo de aceite de oliva
- Vasillo de vino blanco
Para la picada:
- Un manojillo de perejil y un diente de ajo
- Un puñadito de almendras, avellanas, piñones, nueces o los frutos secos que prefiráis
El secreto para que quede suculenta es usar una cantidad ingente de cebolla picada y dejarla sofreír tranquilamente a su ritmo en un chorrillo de aceite con la cayena y un diente de ajo picadito. Mientras se sofríe, aprovechad para limpiar la pota y cortarla a cachitos. Cuando esté bien confitada, añadid el vino y dejadlo evaporar. Ya podéis añadir la pota y un poquillo de agua.
Dejadla cocinar despacio, removiendo de vez en cuando y tapada. No tarda mucho en estar cocida. Poco antes de apagar el fuego, echad la picada (si quedase demasiado caldoso, con un poco de harina de almendra). ¡Acordaos de retirar la cayena antes de servir!
¡Y ya está! Os aseguro que hasta la fecha todo el mundo que la ha catado, ha repetido. Es perfecta para congelar, ¡aunque no suele sobrar mucho!
Qué pintaza, por favor… Guárdame un tupper!! 😀
Je!je! Ya tienes un mini taper reservado…