Por si las sibilinas trufas «el fin justifica los medios» no hubieran manifestado con suficiente contundencia mi habilidad como estratega, hoy procedo a compartir el maquiavélico plan que tramó mi glotona mente cuando le echó el ojo a las crackers de linaza italianizadas de mi lote-botín de Keto and Me.
Y es que Maquiavelo sería un genio de la política, pero apuesto a que nunca tuvo que escudriñarse los sesos intentando saciar anhelos de delicias italianas diversas. El hombre se hincharía a spaghetti, gelato y risotto¹ sin pestañear. Se infiere abiertamente de su famosa frase:
«Los humanos se conducen principalmente por dos impulsos: el amor o el miedo.»
Claramente, ¡ahí falta sumar un «1» y añadir un «o el hambre»!
Así que, para que el ansia de exquisiteces italianas no nos nuble la mente, hoy os propongo un duo di tartine (o dúo de canapés) con ingredientes que maridan de maravilla con las susodichas crackers de tomate y albahaca (ved dónde comprarlas en el enlace de arriba, ¡que tenemos cupón descuento!)
Tartine de mostaza, carpaccio de ternera y parmesano
Más fácil no se puede. Coged unas crackers, partidlas del tamaño que buenamente queráis (o no), untadlas con un poquiño de mostaza (idealmente, de la buena sin azúcar ni aditivos raros), cubridla con una loncha de carpaccio de ternera y coronadlo todo con unas virutas de parmesano. Salpimentad y echad un chorrillo de aceite de oliva. Y tartine maquiavélica uno lista.
Tartine de mozzarella, olivada, tomate y albahaca
Esta es una versión «crackerizada» de la mítica caprese. Embadurnad vuestro cacho de cracker con olivada, colocad encima una rodajiña de mozzarella, otra de tomate fresco y una hoja de albahaca. Aliñad al gusto. Y tartine maquiavélica dos, también lista.
En apenas 10 minutos aparecerá ante vuestros ojos una bandejilla la mar de aparente que podréis guardar alegremente en la nevera las horas que falten para que lleguen los invitados, que las crackers de linaza son poco menos que eternas. Y aunque todos adivinarán que están inspiradas en la bella Italia, apuesto a que ninguno sospecha ni remotamente que esos bocados crujientes y sabrosos son tartine sin gluten y low carb².
(1). Vale, acepto que en la época de Maquiavelo mucha pizza y lasagna no habría, pero tampoco creo que tuviera que lidiar con el recuerdo vívido de un plato humeante de gnocchis y obligarse a rechazarlo por la causa low carb*.
(2). Ya os decía yo que era un plan maquiavélico, pero como vino con preaviso… Dicen que quien avisa no es traidor*.
(*). Así que mi conciencia está tranquila 😀