… buena es panna cotta de cacao”. Y es que, quien no se consuela, ¡es porque no quiere!
Para los que echáis de menos sentir mariposas en el estómago (y para los que no también, pero un poco menos), hoy os traigo un beso apasionado de los que detienen el tiempo… en versión comestible y con sabor a chocolate 😊
Con apenas tres ingredientes y cinco minutos de vuestro valioso tiempo, obtendréis una suave y amorosa delicia que aniquilará ipso facto tanto los anhelos de postres lácteos, como de mimos y arrumacos diversos. Encima es tan ridículamente fácil, que podréis recurrir a ella sin miedo a que os salga “rana”, ni a que os deje plantados porque “tiene que planchar” 🙄
Para un par de panna cottas (su efecto anti-anhelos es inmediato, pero no se alarga mucho en el tiempo, así que más vale hacer dos para prevenir posibles recaídas), solo necesitáis:
- una lata de leche de coco (de las de 400g)
- cacao puro en polvo (yo le echo 3 cucharadas generosas)
- edulcorante al gusto* (yo no le pongo, pero se me ha informado con tesón de que lo mío con el dulce ya no tiene nombre, mejor probadlo)
- 3 hojas de gelatina (que los veganos-vegetarianos pueden sustituir felizmente por agar agar)
(*) Si tenéis dudas sobre la conveniencia del uso de edulcorantes en una dieta anti-inflamatoria, ved Edulcorantes: El Dilema, ¡y decidid!
Y el proceso hacedor no puede ser más fácil. Hidratad la gelatina en agua fría mientras calentáis la leche. Añadid el cacao (y el edulcorante) a la leche calentita y removed. Ni siquiera hace falta que hierva, con que esté caliente, el cacao se disolverá alegremente. Apagad el fuego, echad la gelatina escurrida y mezcladla bien.
¡Y “proto-beso” listo!
Verted la mezcla en sus flaneras, dejadlas templar y a la nevera con ellas. En apenas un par de horas estarán amorosamente cuajadas y listas para ser desmoldadas. Sumergid el molde unos segundos en agua caliente, la gelatina junto al borde se deshará y la liberaréis sin gran dificultad.
Si las ansias hubieran alcanzado límites de gravedad, esparcid un poco más de cacao sobre las panna cottas desmoldadas y acompañadlas con unas nueces y/o frutas del bosque a discreción para mayor placer (si cabe).
Y ya podréis deleitaros en vuestra dulce panna cotta sin temor a represalias… y con la seguridad de saber que nunca sufriréis por su ausencia 😋