Ahí va mi ración de fruta y lácteos de una semana. Y sí, definitivamente, vale la pena.
Y es que por fin puedo afirmar sin titubeos que me siento plenamente realizada y que mi humilde existencia ha tenido sentido, porque ha contribuido a hacer de este planeta nuestro un mundo un poquito mejor.
He aquí mi modesto vanidoso legado a la posteridad: una versión low carb de la eterna tarta de frutas con crema.
Si queréis compartir mi felicidad (y ese pequeño sentimiento de culpa), solo tendréis que preparar una base de masa brisa súper fácil y un poquiño de crema pastelera antes de cubrirla con las fruticas de rigor.
Yo empiezo apañando la base y dejándola reposar en la nevera mientras preparo la crema para optimizar el tiempo.
Si os apuntáis al carro, solo tenéis que mezclar bien:
- un huevo
- 40g de mantequilla blandita
- edulcorante al gusto
- 4-5 cucharadas de harina de almendra (como siempre, la cantidad dependerá del tamaño del huevo, debería quedar como una plastilina)
- 1-2 cucharadas de harina de coco (si no tenéis no es grave, sustituidla por más almendra, solo quedará una base menos galleta y más bizcocho)
Haced una bola, envolvedla en papel film y a la nevera con ella, que repose. Mientras, podéis ir a por ese irresistible relleno de vainilla súper fácil (cuya receta tenéis aquí).
Cuando tengáis la crema templándose por ahí, podréis ir encendiendo el horno a 180ºC y sacando la bola de masa de la nevera. Colocadla sobre un papel sulfurizado y aplanadla con el rodillo (dejando el papel film entre el rodillo y la masa para evitar desastres y roturas).
Una vez lisita (idealmente, con la forma del molde que hayáis decidido utilizar pero un pelín más grande para que los bordes laterales protejan la valiosa crema), colocadla en el molde (manteniendo ese papel sulfurizado siempre debajo) y dadle forma antes de retirar el film de la parte superior.
Y al horno con ella hasta que los bordes se vean dorados y digan “sácame” a gritos (la cocción no suele tardar más de 10 o 15 minutos).
Sacadla y dejadla templar hasta que llegue el momento cúspide: embadurnar esa base doradita con la crema, decidir qué fruticas coronarán la tarta y colocarlas.
¡Y lista!
Por fin podréis deleitaros felices en la casi pecaminosa tarta feliciana 😁
Inés Viñas
Nutricionista (colegiada nº 1572)
Psicóloga (colegiada nº 27008)
Máster en Oncología
Diplomada en Terapia Nutricional
Ilusionada con la Nutrigenómica
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