… pueden vencer al león»
reza un antiguo proverbio abisinio. Y es que la unión y la concordia no solo son útiles para la apertura de frascos rebeldes, sino también para alzarse con la victoria en mil y una batallas.
Aunque coincidiréis conmigo en que unas arañas son más tozudas que otras.
Así que si se avecina un encuentro susceptible de provocar hecatombes o momentos de tensión palpable (tipo «vienen mi suegra y mi cuñado que no se hablan desde el bautizo de mi sobrina porque él no quiso que la vistiera con el tapete raído que tejió su bisabuela»), no dudéis en asestar este festín como primer plato para limar asperezas.
Y es que no se me ocurre nada mejor para reforzar relaciones espinosas que sentarse ante un festín tan etíope como el bello refrán, que aparte de estar tremendo, tejerá telarañas emocionales tan fuertes que las podrían usar los elefantes de la canción para balancearse.
Lo cierto es que es un puro plagio del restaurante Addis Abeba de Barcelona, un lugar encantador en el que sirven un menú degustación «colectivo» distribuido en montoncitos sobre una bandeja enorme de pan-crêpe (o injera), de manera que los comensales van arrancando cachillos de injera y usándolo de cuchara: un gustazo.
Admito que da un poco de trabajo porque implica hacer por separado el no-pan etíope y los guisos que lo cubren, pero la cara que pondrán vuestros invitados cuando se enteren de que chuparse los dedos no es «una opción», sino «una obligación», valdrá la pena.
Porque sí, en la cultura etíope se come con las manos. Además, antes de levantarse de la mesa de mimbre, tradicionalmente se debe dar de comer a otro de los comensales en señal de respeto. Así que es casi imposible que los asistentes no acaben el festín risueños, unidos por una confianza a prueba de bombas… y chupándose los dedos.
Si os decidís a darle una oportunidad, sabed que solo necesitaréis hacer el no-pan y cubrirlo son las delicias que hayáis decidido destinar a la causa. Mi alegre festín de hoy incluía:
- Un injera low carb (o «el casi-no-pan» etíope) (calculad uno de 2 huevos por cada dos comensales)
- Aib (ensalada de queso fresco y tomate)
- Abeba gomen o «el mirlo blanco» (la deliciosa coliflor con coco)
- Gomen (las sabrosas acelgas guisadas «tuneadas»)
- Col lombarda guisada (he seguido la receta de mi amado Rotkohl: la vivaracha col roja germana al rescate)
- Y ya como propina opcional para los no vegetarianos (que era el caso), un poquito de mi adorado pollo al curry súper fácil para aprendices de las especias
Y una vez todo pre-preparado, solo hay que colocarlo bien bonito en montoncitos sobre el no-pan (como asumo que tampoco tendréis una plancha gigante que permita cocer un injera de un metro de diámetro, yo haría uno por cada dos comensales y los distribuiría con gracia en los lugares estratégicos de tensión palpable) e instar amablemente a los invitados a lavarse las manos 😊…
¡El roce hace el cariño!
Desde luego, si queréis fortalecer vínculos o montar una cena distendida, este es vuestro festín 😁
Acabaréis todos chupándoos los dedos, alegres y «muy unidos» por unas telarañas emocionales… a prueba de leones.