«Elige ser optimista, te sentirás mejor.» (Dalai Lama)
¿Os acordáis del mítico Shangri-La, el legendario paraíso en la Tierra de la novela Horizontes Perdidos? Es un valle oculto entre las nebulosas cimas del Himalaya donde sus afortunados y pluricentenarios habitantes viven felices y en armonía perpetua.
Pues hoy el día ha amanecido feo y gris (y mi nevera muy poco exuberante) pero, siguiendo el consejo del eterno guía espiritual tibetano, he decidido ser optimista. Y es que Shangri-La no es realmente un lugar… es un estado de ánimo.
Puede que la presente delicia no nos haga casi inmortales y sea un humilde aguacate con huevo y un toquecillo de jamón, pero es felizmente invocable, portátil… ¡y real! Además, es tan sencillo de hacer… Requiere apenas tres ingredientes y 10 minutos de valioso tiempo mañanero.
Yo me limito a (después de encender alegremente el horno a 180ºC) cortar el aguacate por la mitad, sacarle el hueso y liberarlo de su cáscara, salpimentarlo y echarle un chorriño de zumo de limón, por un lado. Cortar unas tiriñas de jamón y acomodarlas en el huequiño junto con la yema, por otro. Y cubrirlo todo con la clara batida a punto de nieve* con un pelín de sal. Con apenas 5 o 6 minutos de horno (lo pongo arriba para que se dore un poquito la «nebulosa» de clara) está listo para ser alegremente liberado.
Si es que todo es cuestión de perspectiva.
Lo que había empezado con un «Jo, va a llover a mares y solo tengo un aguacate medio pocho, un par de huevos y apenas unos restos de jamón», ha acabado con un «pues el Shangri-La ese será el paraíso, ¡pero (si consigues encontrarlo, que también está por ver) seguro que no se puede comer!»
«Hoy he tenido suerte: he despertado y estoy vivo.» (Dalai Lama)
(*) Y qué mejor para celebrar la vida que aprovechar la clara sobrante para añadir «nebulosidad» a una pecaminosa mousse de chocolate…
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