Sí, una paleo, keto y casi pecaminosa mousse de chocolate, tan fácil que puede hacerse (casi) bajo anestesia. Me atrevería a afirmar que es incluso apta para esos días en los que te despiertas con el encefalograma plano y pululas por la vida en modo «piloto automático» (mismamente como mi yo de hoy – ve abajo la evidencia gráfica).
Para la generosa mousse de la foto (que sería alegremente divisible en dos «para probar»), mi yo inconsciente apenas ha utilizado
- unos 70-80g gr de chocolate negro (hoy he aprovechado mi duermevela para colar uno de 90%, que se deshace mejor que el de 100);
- 25gr de mantequilla;
- un huevo hermoso; y
- a menos que estéis «keto-adaptados» al sabor amargo del chocolate negrísimo, quizás un pelín de edulcorante sí lo agradecerás.
Y ha sido tan sencillo como derretir el chocolate a cachillos con la mantequilla (al baño maría, como se ha hecho siempre, o en tandas cortas al micro), mezclarlo bien y dejarlo que temple por ahí. Mientras, hay que separar la yema de la clara y montar esta última. Que quede bien firme (tanto que si vuelcas el recipiente la gravedad no logre separarla de él). ¡Y ya casi está! Mezcla la yema con el chocolate derretido templado y después añádelo a la clara montada, con mucho cariño, cierta parsimonia y movimientos envolventes, hasta que obtengas una exquisita y cremosa mezcla chocolateada. Viértela en la copa o ente susceptible de contener mousses que hayas decidido destinar a este digno cometido y déjala en el frigorífico hasta que se enfríe.
¡Ya puedes despertar! Verás qué capricho… reconfortante, cremoso y delicioso. No sabes qué alegría se ha llevado mi yo casi-consciente cuando ha abierto la nevera
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