… bueno es bacalao con espárragos». Aunque sus superpoderes no sean comparables, este portento nutricional es mucho más fiable y accesible… que Superman solo aparece para hacer retroceder el tiempo cuando la que se cae es Lois Lane 🤨
Los espárragos, ese regalo de la naturaleza
Si nunca competisteis con vuestros vecinos por llegar a la esparraguera justo en el momento adecuado y antes que ellos, cabe la posibilidad de que esta delicia verde no se encuentre aún entre vuestros manjares predilectos. Si es así… sirva la presente para rogaros que les deis una oportunidad.
Son una bomba de vitaminas y minerales. Contienen una barbaridad de folato (ved aquí por qué no hay que confundirlo con el ácido fólico), necesario para llevar a cabo las tareas de mantenimiento y reparación celular que nos mantienen jóvenes, en forma y libres de cáncer. Además, los espárragos aportan una cantidad considerable de zinc, un mineral crucial para lubricar nuestros engranajes hormonales y para lucir un pelazo de anuncio. Y encima están tremendos.
Y en modo salsa y con bacalao, quedan sencillamente de lujo. Así que si también os decidís a ir a lo seguro en cuestión de superpoderes, sabed que solo necesitaréis algo de bacalao desalado (¡o fresco!), un manojillo alegre de espárragos trigueros, una cebollica, un pelín de leche de coco y veinte minutillos para destinar a la causa.
Y el proceso es sencillísimo. Solo hay que sofreír la cebollica y los espárragos menos bellos cortaditos a cachicos. Cuando empiecen a dorarse, echad un chorrillo de leche de coco y dejadlo cocinar unos minutejos antes de triturar la salsa alegremente y rectificarla de sal.
Estará lista para cubrir (o ser cubierta por) un delicioso bacalao pasado por la plancha o hecho al horno felizmente. Saltead los espárragos más bellos y servidlos como guarnición (¡o no!)
Y es que, donde haya un buen plato caliente ultra-nutritivo pero exquisito… ¡que se quiten los súper-héroes ausentes!