Mieux vaut attraper un torticolis en visant trop haut, que de devenir bossu en visant trop bas.
Vamos, que «más vale tener tortícolis por mirar muy alto, que volverse jorobado por mirar muy bajo», decía Pierre Curie, el famoso marido y compi de Nobel de Física de Marie. Y cuánta razón tenía. Al final, la inmensa mayoría de veces somos nosotros mismos quienes nos cortamos las alas pensando que no lo lograremos y nos impedimos alcanzar lo imposible. Y si no lo intentamos… nos auto-condenamos a tener razón.
Así que no pases de largo en busca de una receta más fácil, porque te aseguro que los petit choux son mucho más asequibles y agradecidos de lo que parecen. Solo tienes que darles una oportunidad con la seguridad y el aplomo de saber que vencerás cualquier obstáculo y apañarás unos mini-bocaditos de tales belleza y sabor, que ni la mismísima María Antonieta osaría criticarlos
Además, tienen la ventaja de que siempre salen (no como los de harina, que depende del día que tengamos, nosotros y ella), porque no tienen que hincharse doblando su tamaño, sino solo cocerse felizmente. Quedan jugosamente panificados y pueden rellenarse de lo que sea que se nos ocurra.
Y solo necesitamos apañar una pasta choux de tahine (cuya facilísima receta tienes aquí) y decidir de qué rellenar los bellos bocaditos resultantes. En estos ha caído una infalible mezcla de aguacate chafadico (con su zumico de lima) y tomate picadito alegremente aliñado con sal y aceite de oliva. Y el resultado ha sido… sencillamente exquisito.
Y es que, puestos a elegir, me quedo con Marie y Pierre…
¡bienvenida sea esa tortícolis! 
¿Te pica la curiosidad por los últimos avances en nutrigenética?
Por fin, después de mucho batallar (y más años de los que quiero admitir disimulando cuando alguien me preguntaba sobre la aplicabilidad práctica real de los análisis nutrigenéticos), he conseguido traer a España MyNutriGenes, el «fórmula 1» de los análisis genéticos adaptados a la nutrición.