Modo noche

Pastel Daiquiri (bizcocho de limón borrachillo de ron)

 Inspirado en el eterno cóctel cubano, he aquí el más efectivo promotor de la armonía universal que me he metido jamás entre pecho y espalda. Y no solo por la innata habilidad del ron para limar asperezas, no, también porque el limón tiene mucha vitamina C, que antioxida una «jartá» 😅

¡Y la receta es súper fácil! El único pequeño incordio es que hay que limpiar dos veces el batidor… pero puedo prometer (y prometo) que compensa. Solo hay que hornear un bizcocho keto-friendly de limón, emborracharlo con un poquito de ron (o no) y embadurnarlo con nata-mousse de limón. Es una delicia, vamos.

Para «daiquirear» una tarta de unos 18cm de diámetro, apenas necesitas apañar el susodicho bizcocho con:

  • 4 huevos (si quieres darle un irresistible extra de esponjosidad, reserva al menos un par de esas claras para incorporarlas al final, bien montadas a punto de nieve),
  • 1 yogur natural (idealmente bien graso y de cabras/ovejas felices),
  • edulcorante al gusto,
  • 8-9 cucharadas colmadas de almendra cruda molida (dependerá del tamaño de los huevos y del día que tengan, lo ideal es que la masa final tenga textura de mayonesa),
  • 2-3 cucharadas de harina de coco (ídem),
  • una nuez de mantequilla generosa blandita (felizmente sustituible por 1-2 cucharadas de aceite de coco o de oliva),
  • medio sobrecillo de impulsor químico y
  • el zumo y la ralladura de medio limón (¡guarda la otra mitad para la mousse!)

Y no tienes más que mezclarlo todo con cariño (idealmente, añade esas claras bien batidas a punto de nieve a la mezcla al final, justo antes de meterla en el horno, con cariño y movimientos envolventes para que no se bajen) y hornear, como siempre, en horno precalentado a 180º (para esta cantidad, yo lo tengo unos 35 minutos, hasta que la superficie se ve bellamente dorada y el viejo truco del palillo que sale seco me «chiva» que ya está).

Déjalo enfriar sobre una rejilla (así evitamos que el vapor de agua recueza y «tortillee» el bizcocho) y córtalo alegremente por la mitad para proceder al feliz embadurnado. Unta la afortunada mitad de abajo con el ron (o no) que buenamente consideres (según la edad de los invitados y la necesidad de limar asperezas entre ellos) y plantéate la posibilidad de pintar también la dorada superficie antes de decorarla para regalarle (aún) más untuosidad (y ron).

¡Vamos ya a por esa nata-mousse sabor limón!

La receta es idéntica a la que elegí para la portada del primer libro de Keto-Tentaciones (tanto la que sale en la copa, como sobre mi nariz), porque es súper fácil y me encanta. Y para cubrir un pastel de este tamaño, bastará con:

  • el otro medio limón (zumo y ralladura),
  • una lima (también zumo y ralladura),
  • 200ml de nata para montar bien fría,
  • una hoja de gelatina neutra y
  • edulcorante al gusto (esta mezcla sí vale la pena que la pruebes antes de dar el visto bueno, que el limón engaña mucho – yo le echo una cucharadita de eritritol, mismamente como este).

Empieza por poner a hidratar la gelatina en agua fría. Mientras, calienta el zumo de la lima y del limón (entre ambos, debería haber medio vasito de zumo). Cuando rompa a hervir, retíralo del fuego, disuelve en él tanto el edulcorante como la gelatina y deja que la mezcla temple por ahí.

Cuando el zumo se enfríe (no te olvides de él, que la gelatina cuajará antes de tiempo y se fastidiará el plan), saca la nata de la nevera y bátela hasta que esté bien cremosa. Añade las ralladuras y el zumo ya frío, acaba de batir y pruébala a ver si necesita algo más de dulce. ¡Y ya la tienes!

Métela en una manga pastelera (o no, que puesta a cucharadas queda buenísima igual) y procede a embadurnar la afortunada mitad de abajo del bizcocho. Coloca la mitad de arriba en su sitio y atibórrala con la mousse también (por arriba, por los lados, por todas partes).

Verás que esta mousse tiene una textura muy agradecida y los «errores» son fáciles de corregir. ¡Y luego (gracias a la magia del pelín de gelatina) conservará la forma que le des! Así que si quieres practicar con la manga pastelera, este es el momento.

Acaba de decorarla con almendra picada o bayas o lo que sea que tengas a mano y déjala en la nevera un par de horicas para que asiente un pelín.

Te aseguro que de esas asperezas no quedarán ni las limaduras y que acabaréis bailando el mambo cubano en suma armonía, felizmente antioxidados y rebosando vitamina C (y un poquito de ron) 😇

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¡Ojalá te deleiten tanto como a mí! 

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Inesuka

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

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