Qué noche la de aquel día, con fado lacrimoso, cerdo con almejas y lluvia de estrellas como broche final incluidos…
Corría finales de julio de 2016 en Évora, Portugal. Inconscientes de que, apenas 4 años después, una mera escapada al país vecino se convertiría en un sueño imposible, mis ángeles de la guarda y yo andábamos buscando un sitio donde quisieran darnos de cenar a las 21:00.
Exhaustos después de un día entero de «turistear» a unos sofocantes 40ºC, nos entró complejo de yoyó. De un local nos mandaban a otro y del otro al uno, hasta que por fin encontramos una terracita encantadora donde tuvieron a bien saciar nuestros hambrientos (y sobre todo sedientos) estómagos.
Allí leímos por primera vez eso de Porco à Alentejana (que pedimos sin tener la menor idea de qué era). Y resultó ser magro de cerdo cocinado con almejas. Quedaba súper sabroso, la verdad. Comprenderás que no pude dejar de preguntar al amable señor portugués que nos lo sirvió cómo lo hacían. Y entendí la mitad (o menos) de lo que me dijo.
Pero aquí traigo mi versión de la receta (no diré «mejorada», que me pegan, pero sí adaptada a mis gustos): básicamente sustituyo el cilantro por perejil (te aseguro que soy poco o nada quisquillosa con la comida, pero el cilantro es superior a mí, no puedo con él). El plato se suele acompañar con patatas fritas, pero obviar su presencia no le resta un ápice de exquisitez.
Para 2 platos generosos, calcula que necesitarás:
- 1/2 Kg de almejas
- 1/2 kg de magro de cerdo (yo he utilizado cinta de lomo cortada a daditos)
- un par de ajos
- perejil (si no tienes «el gen del cilantro» y no te supone una tortura tremenda comerlo, que sepas que la receta original es con cilantro, así que no dudes en sustituirlo)
- una hoja de laurel
- medio vasito de vino blanco
- sal y pimienta
- un pimiento choricero o un par de ñoras (el señor portugués me dijo que usaban una pasta llamada massa de pimentão, pero a mí me olió sospechosamente parecido al pimiento choricero, así que a menos que tengas a mano un tarro de massa de pimentão, usa la carne rehidratada de un pimiento choricero o ñora)
Empieza por poner las almejas en agua con sal para asegurarte de que expulsan toda la arena.
Marina el cerdo con sal, pimienta, los ajos y el perejil picados, el laurel y la carne del pimiento choricero (que habrás logrado sumergiéndolo en agua caliente unos minutos y separándola de la piel una vez rehidratado). Ve a hacer algún recado que te distraiga al menos un par de horas.
Abre las almejas en una cazuela a fuego medio (sin nada, a pelo) y en 10 minutos estarán felizmente abiertas. Cuela el caldo que suelten y guárdalo a buen recaudo para luego. Y listos los preparativos, ¡vamos al lío!
Fríe los dados de lomo en un chorrillo de aceite de oliva hasta que estén dorados y resérvalos. Echa en la misma cazuela el vino blanco y el caldo de las almejas. Deja reducir la salsa unos minutos, échale los moluscos y el cerdo. ¡Y porco listo! Sírvelo con perejil (o cilantro, si quieres serle fiel a la receta original). Y disponte a saborear Portugal en (casi) todo su esplendor, hasta el día feliz en que podamos retomar las escapadas y pedir un porco à Alentejana en una encantadora terracita portuguesa. Y para mí, que venga sin cilantro, pero al son de un fado bien desgarrador
¿Te pica la curiosidad por los últimos avances en nutrigenética?
Por fin, después de mucho batallar (y más años de los que quiero admitir disimulando cuando alguien me preguntaba sobre la aplicabilidad práctica real de los análisis nutrigenéticos), he conseguido traer a España MyNutriGenes, el «fórmula 1» de los análisis genéticos adaptados a la nutrición.