Para Susana, mi bravísima guerrera, en homenaje al día mundial contra el cáncer de mama. Porque la lucha es una auténtica mierda, pero las compis luchadoras molan un montón
De inspiración tropical (son un keto-plagio descarado de los quindims, los soberbios flanes de coco oriundos del país de la samba), las tetinhas quedan arrebatadoramente deliciosas y destilan un embriagador aroma a Brasil. Y encima son súper fáciles de imitar (no como ese hipersexy movimiento de caderas, que es sencillamente imposible para mí ).
Si queréis uniros a mi particular ofrenda, solo necesitáis reunir unas flaneritas (estas son muy útiles porque se desmoldan estupendamente y ya vienen con la forma de tetinha) y mezclar:
- 6 yemas tamizadas (para asegurarnos de que no se cuelan hilillos de clara, ni entes curiosos),
- edulcorante al gusto (yo no le pongo, pero mejor probadlo a ver),
- 100g leche de coco, de la de cocinar (con su grasita),
- 40g de coco rallado (más o menos, según vuestro amor por el mismo) y
- unas frambuesas-pezón
para unas 6 tetinhas o un mega-tetón que sacie a unos 3-4 comensales ávidos de coco o de saborear Brasil.
Encended el horno a 180º, verted la mezcla en las flaneritas (si son las de silicona, colocadlas primero en la fuente que irá al horno o al moverlas se os desparramará todo el contenido ineludiblemente). Echad un dedillo de agua en la susodicha fuente (como los flanes, mismamente, las tetinhas y los quindims se cuecen al baño maría) asegurándoos de que el agua no pueda colarse y mezclarse con las tetinhas a medio cocer o se nos fastidiará el plan.
Si os tiran más los quindims, dejad que la mezcla asiente unos minutos antes de hornear. Así el coco rallado irá ascendiendo hacia la superficie y al desmoldar quedará a modo de base de un flan de yema. Y si os apuntáis a mi sentido homenaje a las irresistibles pero poderosas tetinhas, metedlas en el horno tal cual. No os vayáis muy lejos, que si son pequeñicas cuajarán muy rápido. Dependerá un poquito de cuán caliente estuviera el agua y de la talla del sujetador, pero calculad que a partir de los 15 minutos habría que ir comprobando (con la infalible prueba del palillo que sale seco) si ya están.
Dejadlas enfriar para aseguraros un desmoldamiento sin contratiempos, colocadles el pezoncillo y espolvoreadlas (o no) con un pelín de coco más. ¡No dejéis de probarlas! Y disponeos a celebrar la vida… exultantes, risueñas y a ritmo de samba
Y si también te invade esa obsesiva pasión por ella…
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