Andaba yo pensando en cómo describir estos sencillos aunque rotundamente sabrosos chupitos, cuando me vino a la cabeza la eterna «poesía eres tú»¹. ¿Os acordáis de Bécquer, su supra-romántico autor? Pues esta campechana pero audaz crema de espárragos sabe a rima becqueriana. Es sutil, tierna y mimosa… a la vez que ardiente, pícara y descarada 😊
¡Y es una delicia saludabilísima! El modo «chupito» es «obviamente obviable», aunque también una manera de vestirla de gala y así levantar alguna que otra ceja de sorpresa por el mismo precio (que es muy módico, además). ¡Y es tan rematadamente fácil, vegana, paleo y low carb que parece mentira que quede tan sabrosa!
Si mi perorata introductoria ha logrado convenceros para probarla, sabed que, para 3-4 platos (o unos 10-12 chupitos), solo necesitáis:
- Un manojo alegre de espárragos trigueros
- Un puerro picadito
- Sal y pimienta al gusto y chorrillo de aceite de oliva
- Guindillica opcional (que añadiréis al sofrito y os acordaréis de retirar antes de triturar)
Y solo tenéis que sofreír el puerro en el chorrico de aceite, a fuego lento, hasta que empiece a dorarse y a oler a golosina. Añadid los espárragos a cachitos (guardaos los más bellos para saltear y decorar los chupitos si es que vuestro objetivo oculto es que os bañen en halagos) y dejadlos que se doren un pelín también. Cubridlos con agua y esperad a que hiervan. Con apenas 10 o 15 minutos de cocción, la «proto-crema» estará lista para ser alegremente triturada, salpimentada y servida.
¡Y rima cautivadora lista!
Además, tiene la ventaja añadida de que está tremenda tanto en modo «chupito», como en modo «crema de verduras en plato sopero de toda la vida», tanto caliente, como fría.
De veras, a pesar de lo simplona que es y de su exigua lista de ingredientes, queda rematadamente sabrosa, a la vez que zalamera y melosa. Lo dicho: es como la poesía de Bécquer… será sencilla, ¡pero desborda sentimiento y pasión!
(1). Rima XXI