Modo noche

Dulce de coco «yo te cielo» (homenaje a Frida)

«¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno… Yo te cielo.» 

No me cabe duda de a quién asestó Frida Kahlo esta bella frase… a su amado «accidente»¹, Diego Rivera. Él fue el gran amor (y confesa obsesión) de la vida de esta apasionada mujer de lengua afilada y estocada certera. Su arte, de trazo ingenuo pero sobrecogedor, nació del ingenio de un alma singular aquejada por el sufrimiento. Primero por la polio y después por su «otro accidente» (fue arrollada por un autobús), se vio postrada en una cama durante años y tuvo que someterse a 32 operaciones² para intentar reconstruir su maltrecha columna… Y sospecho que su inconfundible vello facial delata además un contundente síndrome de ovario poliquístico. ¡Pero qué orgullosa lo lucía³!

 

Autorretrato con Collar de Espinas (1940, Museum of Fine Arts, Boston)

(1). Dijo Frida: «Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida. En uno, un autobús me tumbó al suelo… El otro accidente es Diego.»

(2). Y yo que me quejo de mis 5 cirugías del año pasado…

(3). Olé tú, Frida, olé. Que con lo que llevo gastado en depilación tendría hoy varios cortijos...

Así que para ella va esta versión low carb del dulce de coco, la zalamera delicia centroamericana (que he leído por ahí formaba parte de su repertorio de postres favoritos). La receta original es una suerte de confitura sencilla de coco rallado (fresco o no) con leche y azúcar (lo que facilita mucho su «low-carbización»). Solo hay que sustituir la primera por leche de coco (por la causa paleo) y obviar el segundo (o añadir un pelín de edulcorante). 

Para dos bellos boles de «yo te cielo», me he limitado a cocinar a fuego muy lento dos vasos de leche de coco (de la de beber), ocho cucharadas de coco rallado y una ramita de canela (hoy no te digo que sea canela de la verdadera que no daña el hígado, que encontrarla en rama es una tarea digna de sabuesos), removiendo de vez en cuando. Apenas 35 o 40 minutos más tarde, mi «yo te cielo» tenía la consistencia de una crema espesa. He apagado el fuego (astutamente, antes de que se quemase), he comprobado que mis papilas no requerían edulcorante adicional y lo he dejado enfriar.

Y ha quedado acaramelado, mimoso y (como cabría esperar) con un intenso sabor a coco. Así que, si cuentas con la inmensa suerte de tenerlo cerca, asegúrate de que a tu «accidente» le gusta el coco antes de sorprenderle con un dulce «yo te cielo». Y abrázale mucho, mucho, mucho.

¿Quieres aprenderlo todo sobre la dieta cetogénica? 

Echa un ojo a la Keto-Maratón, el programa que condensa una década de estudio obsesivo en apenas 12 horas de audio o vídeo, que terminarás con una sonrisa (y un delicioso menú semanal)… en especial, ¡si usas el cupón EPOPEYA para que se te aplique un 10% de descuento!

2 Comentarios

  1. guetta

    Increible, me encanto tu post bellísimo y el «yo te cielo» me llego al alma!! voy a prepararlo con semillas y nueces vainilla y un toque de endulzante ya que es para mi pequeña niña dt1 ..gracias.

    1. Inesuka

      Gracias!!! Espero que os guste!!! 😊

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Inesuka

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

Podría interesarte

Este contenido está protegido por copyright. Por favor, para hacer uso de él, contacta con nosotros.