Modo noche

Magret de pato con fresas (y efusiva oda al congelador)

He aquí mi particular oda al congelador¹, que se ha ganado un lugar de honor en mi confinado corazón²: un sublime (aunque facilísimo) magret de pato con salsa de fresas (des)congeladas.

(1)     Alabado tú, entre todos los electrodomésticos,

bienamado congelador:

gracias mil

que, sin ti,

el confinamiento sería mucho peor 😅

Y es que mi saque come-fresas tiene un límite (autoimpuesto, la verdad), pero congeladas quedan hechas una piltrafa… a menos que se «tuneen» convenientemente. Y convertidas en salsa para magret resultan un auténtico lujazo. Obviamente, si las tienes frescas mejor, pero la ventaja de «mermeladizarlas» es que se pueden utilizar tanto las fresas «semipochas» que ya nadie mira con demasiado cariño, como las que un día congelaste por no tirarlas, consciente de haber rebasado tu asignación «frutil».

El proceso «salsificador» es idéntico al de mi adorada mermelada low carb «calma-ansias» (de fresas o no), solo que hoy he usado unas que mi amado congelador tuvo a bien conservar por mí. El magret también marida increíblemente bien con arándanos, frambuesas, moras y muy probablemente con cualquier frutiña que se esté poniendo pochilla por ahí. Para mi gusto, la salsa-mermelada ni siquiera requiere edulcorante. Queda afrutada y ligeramente ácida. Y con la carne melosa del pato resulta… un gustazo.

Y el magret es tan fácil y agradecido de hacer… Que no me he podido resistir.

El único truquillo consiste en sacarlo de la nevera un buen rato antes de cocinarlo para que no esté frío. Luego hay que hacerle esos míticos y bellos cortes en forma de rombo en la grasa y colocarlo por el lado de la susodicha en una sartén a fuego bien bajo. Irá soltando grasiña (no la tires, que está tremenda para cocinar sofritos, tortillas y todo tipo de carnes) y dorándose poco a poco. El tiempo de cocción dependerá de cómo te guste. A mí me encanta rosado pero no sangrante, así que lo dejo unos 20 minutos por el lado de la grasa y unos 7 u 8 por el de la carne.

Y el otro secretillo es dejarlo reposar unos minutos tapadito antes de cortar y servir. También conviene esperar a salpimentarlo a que ya esté servido (por aquello de que la sal en la superficie atrae al agua del interior y seca la carne durante la cocción) pero no tiene más secretos y queda… de auténtico lujo.

(1 bis)    Gracias por estar ahí, congelador.

Te quiero, hasta el infinito y más allá,

a ti

y a todos los tesoros que guardas por mí 😊

(2). Así da gusto confinarse. Espero que mi ausente musa lo vea, se relama profusamente y vuelva a mí arrepentida.

¿Quieres aprenderlo todo sobre la dieta cetogénica? 

Echa un ojo a la Keto-Maratón, el programa que condensa una década de estudio obsesivo en apenas 12 horas de audio o vídeo, que terminarás con una sonrisa (y un delicioso menú semanal)… en especial, ¡si usas el cupón EPOPEYA para que se te aplique un 10% de descuento!

2 Comentarios

  1. Sergio Revuelta Rey
    Sergio Revuelta Rey

    No, no y mil veces no,….
    Que sea la última vez que hay que confiarse y no me llamas antes 😍
    Creo que nunca he comido algo así…
    Si bien he comido el típico pato del «chino» nunca había visto que una pieza como esa, pudiera parecer tan apetitosa… Así que lo dicho… Como no me llames… No vuelvo a comentar nada 😝😝

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Inesuka

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

Podría interesarte

Este contenido está protegido por copyright. Por favor, para hacer uso de él, contacta con nosotros.