Modo noche

Tatin de chalotas (contigo, «no-pan» y cebolla)

No hagas esta (aparentemente inofensiva) tarta (supuestamente salada) a menos que tengas a mano un páncreas diligente (y ajeno) con quien compartirla. Que no lleva ni gota de azúcar, ni de edulcorante, pero queda tan dulce… que ha despertado a cañonazos a la golosa compulsiva que hay en mí¹.

Juro que esa particular pinta no está a la altura de la «deliciosidad» del presente apaño. Que sí, que a pesar de su rimbombante nombrecillo francés, al final es un «no-pan» con cebolla, pero la base queda tan crujiente y las chalotas tan  caramelizadas, que casi te parecerá estar comiendo una golosina.

(1). Aunque no me ha sentado mal en absoluto (a día de hoy no me mido la glucosa en sangre, pero cuando me paso de índice glucémico siempre me sobreviene un cansancio matador), así que muy mala no puede ser.

Y es tan fácil de hacer (tanto con chalotas, como con cebollas o cebolletas en rodajas gorditas)… que creo sinceramente que merece la pena. Quizás no cuando estés en modo «conmigo, pan y cebolla», como yo hoy, pero cuando haya un «contigo» a mano… desde luego sí. Y solo necesitas una masa quebrada low carb o el secreto del «no-panadero» (cuya receta tienes aquí), unas chalotas (o cebollas de cualquier tipo, color o tamaño), mantequilla, vinagre y y una sartén que pueda ir al horno.

Para la tarta de la foto (que en principio era para dos – que en mi caso iba a ser para mi yo de ahora y mi yo de mañana), han caído:

  • la susodicha masa quebrada low carb (cantidad para un huevo)
  • 250g de chalotas
  • un par de nueces de mantequilla
  • un chorro alegre de vinagre
  • sal y pimienta

He empezado por cocer las chalotas sin pelar apenas 5 minutos en agua para ablandarlas. Mientras, he mezclado los ingredientes de la masa quebrada, la he hecho una bola, cubierto con papel film y dejado en la nevera.

Una vez escurridas y templaditas, he pelado las chalotas, las he partido por la mitad y les he cortado las puntas. He puesto la mantequilla en la sartencita (que medía 15cm de diámetro) y he colocado las medias chalotas con el corte hacia abajo. Una vez chorreadas con vinagre y salpimentadas, las he dejado caramelizar a fuego lento un buen rato (calculo unos 20 o 25 minutos). Mientras, he encendido el horno a 180ºc y he aplanado la masa quebrada sobre un papel sulfurizado (manteniendo el film en la parte de arriba para que no se me pegasen los dedos) y la he reservado en la nevera hasta su momento estelar.

Cuando las chalotas ya olían a caramelo y empezaban a dorarse peligrosamente (ahí sí iba espiando a ver qué tal andaban por debajo), he apartado la sartén del fuego y la he dejado templar un poquiño. Luego he recuperado la placa de masa fresquita y la he colocado encima de las medias chalotas (retirando primero el film y ayudándome con el papel sulfurizado). Y lo he horneado tranquilamente 15 o 20 minutos más, hasta que el olor ha sido sencillamente insoportable. Una vez liberada del horno, le he dado la vuelta en caliente (que la mantequilla fría es poco amiga de los desmoldamientos elegantes). Y un bocado ha bastado para asumir mi derrota y pedirle perdón por adelantado a mi hambriento (y nostálgico de tatin de chalotas) yo de mañana.

Si te decides a regalarte un caprichillo, no dejes de curiosear mis e-books de keto-dulces, que puedes descargarte gratis a cambio de buen karma o también comprar en Amazon, para contribuir a la causa.

 

¡Ojalá te deleiten tanto como a mí! 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Inesuka

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

Podría interesarte

Este contenido está protegido por copyright. Por favor, para hacer uso de él, contacta con nosotros.