Por fin, después de más chascos de los que quiero recordar, hoy he encontrado a quien soltarle de todo corazón eso de «Si eres un sueño, no me despiertes» que decía Neruda*. Bueno, no es realmente un «alguien»… son unas celestiales nubecillas de pura ambrosía con sabor a coco a las que declaro mi amor eterno, infinito e incondicional. Y menos mal que son candorosas y tienen buen corazón, porque es imposible comerse solo una. Eso sí, os tiene que gustar el coco, no creáis que saben a marshmallow, porque no. ¡Saben a coco!
Son unos deliciosos cubitos de leche de coco gelificada, rebozados con coco rallado. Resulta una textura similar a la de la cuajada de toda la vida, muy suave y melosa. Encima son fáciles, fáciles. Para este bello platito de nubecillas han caído apenas 250 ml de leche de coco (lo que vendría a ser un poquito más de media lata), 3 láminas de gelatina neutra, una ramica de canela, un puñaíco de coco rallado y un pelín de edulcorante.
Y solo hay que poner la gelatina a hidratar en agua fría por un lado, y a calentar la leche de coco con la ramica de canela en un cacico, por otro. Dejadla hervir un par de minutos para que la leche se empape del sublime aroma de la canela y retiradla del fuego. Sacad la ramica, añadid edulcorante al gusto (yo le echo apenas una puntita de eritritol) y disolved la gelatina previamente hidratada. Dejadla templar un poquito y preparad el molde con la forma que más rabia os dé. Los de silicona van de lujo para desmoldar. En los demás sí colocaría un poquito de papel film sobre la base y las paredes o veréis las estrellas para liberar las nubecillas. Volcad la mezcla en el recipiente felizmente elegido y dejadlo en la nevera un par de horitas al menos, hasta que cuaje. Cortad los daditos y rebozadlos en el coco rallado.
¡Y nubecillas listas! Por fin podréis sumergiros en vuestro propio sueño de nubes blancas con sabor a coco. Y apuesto a que cuando las probéis, también querréis recitarles sonetos de Neruda
(*)
Estamos hechos de la misma materia
De que están hechos los sueños
Me gustaría ser una nube blanca
En un cielo infinito
Para seguirte en todas partes y amarte cada instante
Si eres un sueño no me despiertes.
(Pablo Neruda)
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¡Ojalá te deleiten tanto como a mí!
