No, no sabe a col. Y queda exquisito, jugoso, suave y dulzón. Y encima es rosa a topos lilas. Ya se ha ganado el honor de ser mi infalible as en la manga para aquellas ocasiones en las que me propongo SORPRENDER, así, con todas sus mayúsculas. Y nunca falla. Siempre deja a todo el mundo boquiabierto (además de suplir alegremente cualquier déficit de color).
Ni yo misma me creía lo rico que queda la primera vez que lo probé. Y lo que empezó como una chaladura (por cuyo resultado no habría dado un duro), devino en uno de los momentos estelares de mi vida. Y es tan fácil de hacer… Solo necesitas un poquito de la «sencillérrima» sopa azul y algo de magia en forma del zumo de un limón.
Y es que aunque nunca me canso de convertir parte de mi botín de sopa azul en fucsia casi fluorescente (para más detalles, ve la mágica crema aurora boreal o «todo por un sueño»), era una cuestión de tiempo que algún día me decidiera a «bizcochearla» (en especial desde que descubrí y me enamoré inmediatamente de mi adorado bizcocho anisado de hinojo o «quien no arriesga, no gana»). Hoy era un pastel bicolor que he logrado uniendo una mezcla para bizcocho de almendra hecha con la sopa azul (bien repleta de arándanos) y otra con la sopa azul convertida en fucsia (a rebosar de frambuesas).
Y ha quedado demencial. Aunque admito que mi motivación para dejar con la boca abierta del estupor era realmente COLOSAL (sí, también con todas sus mayúsculas), así que (si tu necesidad de sorprender es relativa) puedes optar por uno de los colores solamente. Creo que, de los dos, mi favorito es el rosa, porque el limón le da un toque cítrico aún más reconfortante.
Si te decides a probarlo, cuenta que necesitarás, para un bizcocho tipo cake (en cuyo molde habrás puesto alegremente un papel sulfurizado salvador de los desmoldamientos, que esto queda muy jugoso y poco manejable):
- 4 huevos hermosos
- un vaso de sopa azul de col lombarda (o medio de sopa azul y medio de sopa fucsia que conseguirás echando zumo de limón a la sopa azul, o un vaso de sopa fucsia)
- ralladura de un limón
- 8 cucharadas de almendra molida
- 4 cucharadas de harina de coco
- edulcorante al gusto (yo le he puesto una cucharada de eritritol)
- un par de cucharaditas de levadura química bien tamizadita
- una cucharada de aceite
- una cucharadita de jengibre en polvo opcional
- puñado de arándanos y/o frambuesas
Lo primero, como siempre, es encender el horno a 180º. Si vas a por la mezcla de colores, divide la sopa azul en dos medios vasos y vierte el zumo de limón en uno de ellos, hasta que adquiera ese bello color rosa chillón. Separa las claras de las yemas y mezcla la mitad de los ingredientes con cada media sopa.
Bate las claras a punto de nieve, divídelas en dos mitades y añádelas a las dos mezclas, con mucho amor y movimientos envolventes. Una vez listas, echa los arándanos en la azul y las frambuesas en la roja (o no, sigue los dictados de tu corazón, que estará exquisito igual). Vuélcalas en el molde (también como buenamente te apetezca) y al horno con ello.
Este ha tardado apenas media hora. Usa el viejo truco del palillo que sale seco.
Si vas a por el bizcocho monocromático y prefieres el rosa chillón, simplemente tiñe toda la sopa azul con zumo de limón, añade el resto de ingredientes (claras a punto de nieve) y hornea. Y para el pastel «tutti-morado», haz exactamente lo mismo, pero sin teñir la sopa azul con zumo de limón. Seguro que no encontrarás por ahí muchos pasteles fáciles y exquisitos que queden rosas a topos lilas (y menos aún que encima sean paleo y low carb). Y te puedo asegurar que no dejará a nadie indiferente, que será profusamente fotografiado y que no quedarán ni las migas.
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