Modo noche

Vieira con brócoli y salsa de coral (o «cae siete veces…

… y levántate ocho», reza un bello proverbio japonés. Y es que una habilidad innata que compartimos todos los humanos es la de tropezar una y otra vez con la misma piedra. Y sí, la experiencia será un grado, pero la mayor parte de las veces sirve única y exclusivamente para que nos la peguemos sospechando que nos la pegaremos. Así que el resultado es el mismo: acabamos en el suelo aturdidos después de un soberbio batacazo, pero un poquito menos sorprendidos que la retahíla de veces anteriores 😀

 

 

Pues hoy os traigo una idea perfecta para reanimar corazones compungidos y revitalizar orgullos heridos tras la caída, el sublime brócoli con vieira y salsa de coral. No solo logrará que os sintáis Berasategui (sin requerir a cambio grandes dosis de habilidad culinaria), sino que además os hará no sé si «olvidar», pero sí relativizar el tropezón, para que podáis levantaros, perdonaros y esperar el siguiente felizmente.

 

 

¡Si es que solo con ponerme el delantal y pensar en lo que viene ya siento que el dolor «post-colleja» se esfuma! Creo firmemente que esta receta debería calificar como antidepresivo por prescripción médica.

No necesitáis más que unas vieiras (hoy sí que pido que tengan su coral, que la salsita es sencillamente celestial y muy fácil de hacer), unas floretas de brócoli, un poquiño de cebolla y un chorrillo de vino blanco. Por si no os hubierais enfrentado antes a las vieiras frescas (o congeladas enteras), aquí os cuento cómo limpiarlas, veréis que el proceso no atesora misterio alguno. Y, si podéis conservar la concha, quedarán «monísimas de la muerte» además de exquisitas.

 

 

Empezad por preparar la salsa haciendo un sofritillo de cebolla picada en un chorritín de aceite de oliva. Cuando se dore y huela a puro paraíso, añadid los corales. Dadles un par de garbeíllos, echad un chorrillo de vino blanco y dejad que se evapore el alcohol un par de minutos. Aquí podéis elegir entre añadirle un pelín de agua o de caldo de pescado (yo suelo tener caldo casero congelado porque soy una chalada obsesiva, pero sabed que los corales son muy sabrosos y no es estrictamente necesario añadirle el sabor extra del caldo). Y no queda más que dejarlo cocinar un minutejo más, salpimentar y triturar. Salsa celestial lista.

 

 

El resto es aún más sencillo. Coced las floretas de brócoli (yo confieso que las hago en la vaporera para el microondas en apenas 3-4 minutos – he aquí una concesión que me hago por aquello de la comodidad) y saltead las vieiras en un pelín de aceite de oliva. Veréis que se doran en un plis. ¡Ya se acerca el momento feliz en el que olvidaréis el batacazo! Colocad una floreta (con un pelín de sal) sobre la concha, pinchadle una vieira, embadurnad con la salsa y coronad con un poquiño de pistacho picado (o no). Bru-tal.

 

 

Sabed que esta maravilla caerá la siguiente vez que me proponga conquistar a algún incauto. Apuesto a que caerá rendido a mis pies irremisiblemente 😊

Si es que nuestra capacidad de atención es limitada. Abrumadla con un bocado celestial y se verá obligada a apartarse del tropezón.

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Inesuka

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

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