Hay momentos en la vida que marcan un punto de inflexión, «un antes y un después» en nuestra existencia. A mis 40, yo he vivido dos.
El primero ocurrió en un cuco bistrot francés hará 10 años, cuando descubrí (después de hincharme a queso, vino y confit de pato) que podía pedir un café… y probar todos los postres del menú sin que nadie me mirase mal. Y el segundo ha acontecido esta mañana, mientras revivía aquel memorable instante de suma felicidad sin salir de casa, ni ponerle apenas los cuernos a mi amada dieta low carb 
Y es que bajo la inocente denominación de café gourmand (que encontrarás en los menús de los bistrots franceses), se oculta nada más y nada menos que un café expreso y un tentador alijo de dulces delicias caseras.
Es el postre ideal para indecisos, porque acabas probándolos todos, pero también un pecado mortal de cuidao’… a menos que le inflijamos algunas adaptaciones. Solo hay que elegir algunos postres bajos en carbohidratos cuya lista de ingredientes no se alargue mucho y que se complementen bien para presentarlos custodiando al susodicho café.
En mi no-tan-pecaminoso-gourmand de hoy, han caído:
- un mini-flan de vainilla (cuya receta tienes aquí) hecho con un huevo y 60ml de nata para montar, cubierto con «no-caramelo» de café (que descubrí en el flan de mascarpone), que es básicamente café recién hecho con una puntita de harina de konjac;
- un par de canutillos de chocolate 100% rellenos de nata (cuya receta está aquí), que se han adueñado de 30g de chocolate, apenas 40ml de nata montada y un pelín de frambuesa en polvo (concretamente, esta de aquí);
- un pegote generoso de crema chantilly (que presenté en el pastel de vainilla) y que no es más que la nata batida (que oportunamente ha sobrado de rellenar los canutillos de chocolate) con un chorrillo de extracto de vainilla (como este, que no lleva cosas raras);
- y unas trufas de ganache súper fáciles, hechas con ese chocolate 100% derretido y esa misma nata para montar, a partes iguales (cuya receta más completita tienes aquí).
Así que esta belleza de pecadito francés de imitación apenas requiere nata para montar, chocolate 100%, un huevo, extracto de vainilla, un chorrillo de café, un pelín de harina de konjac y algo de frambuesa en polvo. Y si obvias las pijadicas (como el «no-caramelo» o el polvillo rojo), con nata para montar, chocolate, vainilla y huevo, tiras. Y nadie sospechará que tamaño festín «gourmandiano» ha supuesto una lista de ingredientes tan conveniente y exigua.
Eso sí… los dulces keto tienen la ventaja añadida de saciar infinitamente más que los tradicionales, porque la ausencia de azúcar y trigo no ensordece la señal de la leptina, la hormona de la saciedad. Así que yo casi que os recomendaría empezar por el flan, que el resto de cosas se pueden congelar felizmente… o procurarte un compañero de mesa con más saque que mi buen François
Si te decides a regalarte un caprichillo, no dejes de curiosear mis e-books de keto-dulces, que puedes descargarte gratis a cambio de buen karma o también comprar en Amazon, para contribuir a la causa.
¡Ojalá te deleiten tanto como a mí!
