Modo noche

Apuesto a que no es un plato de patatas cocidas la tentadora imagen que te viene a la mente cuando dudas si saltarte la dieta, sino una humeante pizza que rebosa mozzarella, un enorme plato de pasta inundado en una dulce salsa de tomate que asoma bajos kilos de parmesano o un obsceno tiramisú con toneladas de crema de mascarpone. Sí, lo sé.

¿Alguna vez te habéis preguntado por qué las delicias italianas levantan tantas pasiones y son tan rematadamente adictivas? No es porque los oriundos del país del risotto tengan una innata habilidad para las artes culinarias, no, sino porque sus irresistibles delicias no juegan limpio. Y es que, curiosamente, suelen abundar en tres ingredientes de nobleza más que discutible.

El trigo, el queso y el azúcar comparten un villano súper-poder: la capacidad de activar nuestros receptores de opiáceos cerebrales. Igualito que la heroína.

¡Lo cuento aquí!

Así que no te fustigues cuando te sobrevenga una ansia tremenda de italiano en cualquiera de sus formas, colores y sabores, porque no es culpa tuya. Todos los que lo hemos catado, llevamos «italiano» ineludiblemente esculpido en nuestros circuitos neuronales de la adicción. ¡Aunque las adicciones se superan! Solo hay que echarle un poquito de constancia y quizás apoyarnos en una pequeña ayudita ocasional. Cuando siento que mi voluntad flaquea, suelo echar mano de una buena dosis de metadona anti-recaídas para apaciguar el «mono», esta versión inofensiva de los exquisitos spaghetti alle vongole, sus célebres (y súper tramposos y adictivos) espaguetis con almejas.

Y son ultra sencillos de hacer, tanto con almejas solas como con mejillones, berberechos, gambas o lo que fuere que te apetezca aprovechar para saborizar tu oportuna metadona de hoy. Quedan tremendos tanto frescos, como convenientemente congelados (en este último caso, además, te ahorras el remojo y la apertura «molusquil» de rigor).

Para los dos platos ultra generosos de la foto (que esta pasta no es como la de trigo y no impide que oigamos la señal de saciedad que traslada la leptina, así que sacia una barbaridad), apenas han caído:

  • una cebollica picadita
  • un tomatico también picadito
  • un paquetico de espaguetis de konjac o «rizoma del no-ser» (apuesto a que con 100g te sobra)
  • un puñao’ de mejillones
  • otro puñao’ de almejas
  • perejil, sal y pimienta

Hay quien abre los moluscos en el propio sofrito, pero yo siempre cuezo las almejas y los mejillones por separado, porque me aterra que se me cuele arenilla en el plato final por mucho que antes los deje en remojo. Así que mi humilde recomendación es que empieces por limpiar los mejillones de barbas y cosiñas poco apetitosas diversas, deseches los que floten y pongas el resto tal cual en una cazuela tapada. En apenas un par de minutos se abrirán y los podrás reservar felizmente.

Lo mismo con las almejas. Y no tires el caldillo. Cuélalo, echa un par de cucharadas a la propia salsa y congela el resto para guisos diversos, como la keto-paella de «no-arroz» o más vale pedir perdón y el «no-arroz» negro con sepia o «sonriendo al destino»Y solo quedará apañar ese delicioso sofrito de cebolla, al que se le añadirá el tomate al empezar a dorarse. Cuando el irresistible olor a trattoria empiece a invadir la cocina, echa el pelín de caldo de abrir las almejas y el konjac escurrido. Dale unos garbeos alegres, salpimenta y cúbrelo con perejil fresco picado.

Y ya me dirás qué adicción se resistiría a tamaña metadona. Yo apenas necesito una dosis cada seis meses para vivir feliz sin más italiano que… mi pizza, risotto, «no-pasta», cannoli y tiramisú 😀

¿Quieres aprenderlo todo sobre la dieta cetogénica? 

Echa un ojo a la Keto-Maratón, el programa que condensa una década de estudio obsesivo en apenas 12 horas de audio o vídeo, que terminarás con una sonrisa (y un delicioso menú semanal)… en especial, ¡si usas el cupón EPOPEYA para que se te aplique un 10% de descuento!

Y si también te invade esa obsesiva pasión por ella… 

Apúntate a la Ketofilia Semanal, el podcast recóndito y tendencioso en el que me regodeo en las keto-noticias, libros y artículos más fascinantes (a salvo de ketofobias y «buenas intenciones»)…

 

Suscríbete al podcast en ivoox o escúchalo semanalmente en Amazon MusicApple Podcasts, Spotify Podcasts y SoundCloud.

¿Quieres, además, oír los episodios antes que nadie, ahorrarte los anuncios y descargarte la transcripción referenciada? ¡Consigue tu dorsal o tu pase VIP para la Keto-maratón y regodéate en las ketofilias VIP’s!

5 Comentarios

  1. Silvia

    A mí me ocurre algo que no he constatado que le ocurra a otras personas. El Konjac me sienta rematadamente mal. Da igual la marca. Me produce dolor de estómago, malestar general, inflamación, cansancio… Tengo la sensación de tener una especie de intoxicación. Y me dura al menos dos o tres días. De verdad, que no conozco alimento que me produzca tal malestar . Y de lo que se advierte por su consumo excesivo, no noto nada de eso. Hay algún componente que no tolero. Me gustaría saber a qué se puede deber.
    Saludos, Inés, y muchas gracias por tus publicaciones

    1. Inesuka

      Hala, Silvia, qué súper curioso! A mí también me encantaría saber a qué se puede deber 😅!! Sí que se suele acompañar con hidróxido de calcio a modo de conservante, pero a menos que te bañes en él, muy pérfido no es. ¿Será que eres sensible al glucomanano? Quizás tienes problemas con la digestión de la fibra, ¿te has fijado? Te pasa con otros alimentos ricos en fibra??? Quizás sea eso??

      1. Silvia

        No he podido establecer similitudes en la sensación que me provoca el Konjac con la fibra de otros alimentos, fibras de cereales, o cáscara de psyllium que suelo emplear en la cocina. En cuanto a la solución en la que se envasa, yo lavo concienzudamente el contenido. Desde luego que parece que no lo digiero con facilidad pero ya digo que trasciende a molestias locales, estomacales. Es una faena porque me resolvería el asunto de las ganas de pasta 🙂

        1. Inesuka

          Entonces es un rotundo misterio para mí también. Jo, ¡lo siento mucho! 🙄
          (Te diré que alguna vez he recurrido a enzimas digestivas para portarme mal y muy culpable no me siento, por si la necesidad aprieta!! 😁)

  2. Juani

    Muy rico!, yo le añado un poco de colorante alimentario para que estos espagueti impostores sean más impostores aun🤭

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juani

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

Podría interesarte

Este contenido está protegido por copyright. Por favor, para hacer uso de él, contacta con nosotros.