Modo noche

Gelatina de fresa (si te hizo feliz, no cuenta como error)

Si es que hay errores… y hay «no-errores». Y este no solo me hizo muy feliz, sino que sus consecuencias fueron la mar de tolerables, así que definitivamente «no cuenta» 😊

El susodicho fue caer en la tentación de comprar una irresistible terrinica de fresitas de lozanía ya discutible sabiendo que se iban a poner pochas mucho antes de que mi asignación diaria de fruta me permitiera sumergirme en el placer de comérmelas. Así que (después de las obligadas catas de rigor) me propuse hacer la vista gorda al susodicho «no-error» y gelificarlas para alargar un poquito más el tiempo de disfrute.

Tampoco guardes la gelatina una semana, que los edulcorantes (o la ausencia de ellos) no cuentan con las habilidades conservadoras del azúcar, pero un par de días en la nevera aguantará sin problema. Y debo decir que la gelatina queda mucho mejor que las frutitas (des)congeladas per se, tal como confesé en el soberbio magret de pato con fresas (y efusiva oda al congelador)Además, acepta cualquier fruta susceptible de triturarse (si vas a por el mango o la piña, por eso, asegúrate de darle un hervorcillo rápido al puré antes de echarle la gelatina para neutralizar las enzimas y que efectivamente cuaje). 

Y es facilísima de hacer. Solo necesitas las frutiñas pre-pochas, un poco de zumo de limón, edulcorante al gusto (o no) y unas hojas de gelatina (alegremente sustituible por agar agar para los vegetarianos y veganos). Las cantidades, como seguro supondrás, dependerán de cuán intensa esperes degustar la gelatina y de cuánta frutiña quieras gelificar.

Para mi terrinica de fresitas, ha bastado el zumo de medio limón, apenas un par de cucharadas de agua para suavizar un poquito el sabor, media cucharadita de xilitol (puestos a hacer la vista gorda, he decidido que hoy me daba el gustazo, que Mary Poppins solo hay Una) y dos láminas de gelatina. Y me he limitado a poner a hidratar las hojas de gelatina en agua fría, triturar las fresitas con el agua y el zumo de limón y llevar la proto-mermelada (o casi, ve aquí la mermelada «calma-ansias» de fresas o no) a ebullición.

Una vez ha hervido, la he retirado del fuego, he disuelto en ella las láminas de gelatina hidratadas y he vertido la mezcla en su nuevo hogar. Y después de dejarla enfriar y apenas un par de horas de nevera, aquellas frutiñas poco lozanas se habían convertido en una dulce y untuosa gelatina sabor fresa.

Y la verdad es que me ha hecho muy feliz, así que, definitivamente… ¡mi compra frutal compulsiva ya no cuenta como error!

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¡Ojalá te deleiten tanto como a mí! 

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Inesuka

Inesuka

Nutricionista, psicóloga y keto coach apasionada (además de feliz superviviente de cáncer, domadora de lupus, insulinorresistente con síndrome de ovario poliquístico y ex-gorda-depresiva-polimedicada).

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