Pues este Halloween «parece-que-por-fin-post-pandemia», en mi aracnófila guarida, se va a disfrazar hasta el queso. Y quedará… «trusuculento»
Si también os lo pasáis bomba colocando calabazas con semblante estreñido por todas partes (o necesitáis encontrar un «escalofri-entr-ante» facilón que pegue con los angusti-pulpitos asfixiados, los grisines-dedo-de-bruja, los siniestri-pimientos rellenos, los brujiles huevos telaraña o sus «bellérrimos» alter ego, los huevos anti-aracnofóbicos), no busquéis más. Haceos con unas mozzarellas (las pequeñicas quedan preciosas y redonditas, aunque las de tamaño estándar requieren menos juego de tijeras), algo de salmón (ahumado o no, pero en lonchas idealmente finitas sí) y una planchita de alga nori.
Cubrid cada mozzarellita con su cachillo de salmón (yo las aliño antes con aceite, vinagre y sal, que pelín sosetas sí son) y echad mano de unas tijericas.
Coged el alga nori y cortad triangulitos, boquitas, flequillitos, cicatrices y todo lo que se os ocurra. Humedeced un poquitito los pedacitos de alga y pegadlos tal cual sobre el salmón. Más fácil y resultón imposible.
Y queso disfrazao’ «trusuculento» listo para ser cruelmente devorado por todas las «bur-bru-jas» de no convivientes que nos dé la siniestrísima gana
Si te decides a regalarte un caprichillo, no dejes de curiosear mis e-books de keto-dulces, que puedes descargarte gratis a cambio de buen karma o también comprar en Amazon, para contribuir a la causa.